jueves, 3 de julio de 2008

Valor de la Comodidad

La superficie sobre la que reposa el cliente es un factor sumamente importante para la efectividad del masaje, y que habitualmente no es probada y adaptada a la anatomía y estado de salud del receptor.
En primer lugar, esta superficie debe ser biológicamente segura, lo hemos dicho en el punto dedicado a ello.
En segundo lugar la superficie debe ser confortable, esto es suficientemente mullida para recibir el cuerpo y a la vez dura para dar sostén seguro a las manipulaciones propias de la técnica.
Un indicador óptimo es que la distribución de presiones que ejerce sobre la piel el peso corporal, especialmente en las zonas que el esqueleto trasunta el cuerpo: espinas ilíacas, apófisis espinosas vertebrales, cráneo, codos, talones, rótulas, empeines, laterales de tobillos y clavículas principalmente, no genere dolor ni enrojecimiento.
Son muchas las partes del cuerpo que por naturaleza suelen doler si se descansa sobre una superficie dura, a ellas deben agregarse las contracturas llenas de ácido láctico que producen ante la presión el dolor muscular, por ejemplo en gemelos y trapecios.
Del mismo modo la superficie no debe ser fría pues ello tensa los músculos. Ejemplo de ello son los colchones de agua sin climatizar, las telas que se humedecen en ciertas cataplasmas, etc.
En tercer lugar, la superficie debe adaptarse a las curvas del cuerpo en caso que la anatomía personal las pronuncie, como ser en jorobas en la espalda la cabeza no debe quedar en hiperextensión, corvas de rodillas cuando hay falta de elongación de isquiotibiales, en empeines cuando falta elongación de gemelos y músculo sóleo, boca abajo bajo el abdomen cuando hay compresiones de discos lumbares, etc.
En síntesis, el masajista debe hacer una observación detallada del cuerpo de cada persona y proporcionarle el mejor confort en vista a la técnica masoterápica que aplicará.
Debe abandonarse la pretensión de planitud de un cuerpo perfecto y salvo en casos de quiropraxia u osteopatía las posiciones para recibir masaje no deben incomodar a ninguna persona caso por caso.
Para ello lo mejor es invitar al cliente a que sugiera los cambios que necesite para su mayor relajación.
Del mismo modo deben enseñárseles las posiciones necesarias para hacer las maniobras con corrección y para los breves lapsos que ellas duran indicándole que retorne a la comodidad.

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